Palabras a utilizar: Helado, mueble.
Premisa: “Sus pechos, dos médanos eternos”.
*La miré, recostada sobre las sábanas
azul turquesa, con la respiración casi apagada, la mirada perdida, parecía que
un espectro obscuro circulaba entre sus cabellos tiesos. *Sin embargo, era
bella. Bella como ninguna otra. Su mirada dirigida al cielo decía aún más que
su cuerpo desnudo recargado en aquél mueble de madera. Su sonrisa
incompleta y tímida, aunada al rojo rubor de sus mejillas, cautivaban a
cualquiera. Me cautivaban a mi. *Me sentía fuerte, más feliz que nunca, con
toda la energía que me daba la simple acción de mirarla de esa manera,
recostada, tiesa, con su cuerpo helado, la piel morada por la sangre de
reptil que se acumulaba sobre sus músculos. *Me seguía pareciendo hermosa, pero
no puedo negar que en algún momento llegué a temer por mi integridad. No sabía
si correr o llorar; si acercarme o huir. De pronto tuve ganas de aniquilarla
para siempre, de destruirla sin decirle adiós. De extirparle el corazón y
guardarlo en un bote de cristal para conservarlo para siempre, *arrancar su
sonrisa muerta y atesorarla en la repisa más alta de mi clóset o bajo mi
almohada, masticar su piel por pedazos para hacerla parte de mis entrañas.
Me volvía loco el simple hecho de no
poder traspasar aquél cristal que nos separaba. Una muñeca de porcelana viva
que nunca había sido mía, ni jamás lo sería.
Joh y Gina (Llou y Llina)
No hay comentarios:
Publicar un comentario