lunes, 20 de julio de 2020

EL CONEJO DE LA LUNA

Gina, y Joh- modalidad virtual

Alguna vez mi mamá me dijo que había un conejo viviendo en la luna. Desde entonces siempre quise ser un conejo, para vivir en la luna. Yo no se qué es lo que tiene ese satélite, pero es como mágico. Cada vez que volteo y veo su resplandor, no sólo la noche se ilumina, sino** algo dentro de mi. De pronto siento que ya no soy la mism apersona, que mi alma se detiene y dejo de existir. Y así puedo pasar días, semanas, incluso hasta meses. No es que lo haga a propósito, de hecho, a veces ni cuenta me doy de que me sucede. Es hasta que me ilumina que me doy cuenta de que llevo semanas muriendo, poco a poco. De pronto, siento la vida volver y no sé precisamente cómo.* siento que mi corazón palpita fuerte y mis piernas se elevan como si no hubiera gravedad. Siento que mi mente se pone en blanco y que mis ojos dejan de ver; pero también siento como mi alma se ilumina con esa luz radiante que tiene la luna; esa hermosa luz que a veces me lleva a lugares a donde no quisiera ir.* Y es que es bien raro, a veces es tan placentero, y a veces es terrible. Es difícil saber por qué, ni en qué momento va a suceder qué. Es un volado que me gusta jugar. Como la ruleta rusa, con la pistola y la bala y eso. Pero aquí no me muero, todo lo contrario, siento que la vida vuelve a mí.* siento que esa luz me da energía para volar, para crear, para vivir. Siento de repente que mis ideas fluyen y mis pensamientos se hacen grandes. Que soy un conejo capaz de hacer lo que sea; de subir, bajar, cargar y hasta volar. Siento que vuelo, que vuelo hacia mi casa, hacia la luna; sin miedo. Siento que me voy… me voy…* Y así, sin más, me dejo ir.

viernes, 12 de junio de 2020

LA MEDALLITA

(nuestro primer cadáver virtual)
El otro día salí de mi casa y me pasó lo más extraño que me había pasado jamás. ¿Te acuerdas de mi abuela? Ella siempre me contaba que, cuando iba a ocurrir un milagro en su vida, se encontraba una medallita de la virgen tirada en el suelo. * Pues abrí la puerta de mi casa, y me encontré esa misma medallita justo a mis pies. Tenía mucha curiosidad, así que me agaché para recogerla. Pero justo en el momento en que iba a tocarla, sonó el teléfono. No estaba esperando una llamada, pero siempre procuro contestar rápido porque esa campanilla me molesta. Alcé la bocina y escuché su voz.*
Claramente era la voz de mi abuela. Pero eso no era posible. Tú sabes que yo no creo en los fantasmas ni en el más allá ni en la vida después de la muerte. Me quedé sin palabras. No pude responder. Mi abuela, del otro lado, me dijo:* “debes venir de inmediato. Algo ha pasado.” Y colgó. Mi corazón comenzó a palpitar fuerte. no sabía qué hacer. Tomé mis llaves y me dirigí a la puerta. Y ahí estaba, de nuevo la medallita, mirándome desde el piso deseando ser tomada.
Decidí dejarla ahí, esperando a ser portadora de milagros para otra persona. Definitivamente yo no soy materia para disfrutar de seas cosas extrañas y paranormales
Joh*Gina*