viernes, 23 de junio de 2017

Domingo de mezcal y lecturas

Bajo la luna, entre las estrellas, dentro de una cueva de humildad, fuera de la integridad de cualquier hombre ** aún estabas tú, tú y creía en tí.** Que lindo es sentirte cerca, sentirte dentro, sentir tu piel, ver tus ojos, tenerte entre mis brazos, estar contigo, sólo contigo, amarte, amarte por siempre.** El rey lagarto soñaba en el aire y él mismo palpitaba en mi boca y en mi pecho. El universo tan grande y tú estabas ahí. ** Ahí tan cerca, tan dentro de mí, tan grande, tan débil, tan fiel y tan incrédulo. Ahí estabas, tan dentro de mí, tan amoroso, tan terrible, tan tú. ** Tan yo, y a pesar de todo tan correcto, No importa. Ya sé que estás y algún día estarás tú y estaré yo y seremos nosotros.

Atte: Gina, Lubin

La segunda parte del reencuentro

(Escrito en una servilleta, ¡Claro!)

Escribo en una servilleta para no olvidarte; para que estas palabras se queden en el mundo para siempre; para que quede testimonio de lo mucho que te amo.** Para que el recuerdo cobre vida cuando sea tiempo de morir. Para que los sentidos se vuelvan más sensibles a cada caricia. Para que mi memoria nunca olvide esa mirada inocente. Para que para mi mente, o la para tuya no signifique nada el fin ** pues solo nuestro amor importa, pues ése vivirá para siempre en un recuerdo, en un suspiro, en estas palabras que te escribo. ** No soporto verte. No soporto siquiera pensarte. Pero te escribo por la necesidad mundana de hacerme notar, de que te des cuenta de todo lo que sucede cuando te cruzas en mi camino. ¿Piensas seguido en mí? **¿Me extrañas? ¿Me amas tanto como yo a ti?  ¿Serías capaz de escribirme versos de amor en una servilleta? 

Atte: Gina, Joh 

El reencuentro

Palabras a utilizar: Ventilador, cueva, burrito, gallina 


Caminaba solo por las calles mas vacías de la ciudad. Seguía el borroso camino de la niebla. Embriagado por el recuerdo de todos esos años que vivimos juntos. Me sentía triste. Noche melancólica. **Soledad, obscuridad, humo de tabaco, desolación. Decidí caminar, soltar un poco el cuerpo. Quizás el movimiento me ayudaría a olvidar, a dejar atrás la amargura y poder volver a respirar. "Quizás caminar me haga sentir mejor" pensé.** El camino se hacía infinito a mis pasos. El vació en mis recuerdos comenzaba a aliviarse; había vivido los últimos en una cueva de lobo solitario. la extrañaba. La necesitaba como un turista necesita un ventilador en su casa de playa. Seguí caminando, recordando: ** Su voz de gallina, su aliento a burrito de verduras con pollo, su mirada de amor, sus besos de miel. Caminando y recordando, se pasó el tiempo. El salió y tuve que volver a casa a seguir añorando su presencia.


Atte: Joh, Gina